Motivaciones de Velma Barfield para envenenar familiares

El caso de Velma Barfield es uno de los más notorios en la historia criminal estadounidense. Nacida el 29 de octubre de 1932 en Carolina del Norte, Velma fue una mujer aparentemente común y corriente. Sin embargo, detrás de su apariencia inocente se escondía una mente retorcida y sádica que encontraba placer en el sufrimiento de los demás. A lo largo de su vida, Velma llevó a cabo una serie de envenenamientos que le valieron el apodo de "La Viuda Negra" y finalmente la llevaron a la silla eléctrica. En este artículo, exploraremos las motivaciones oscuras que impulsaron a Velma Barfield a cometer los crímenes más atroces.
Desde temprana edad, Velma mostró signos de una personalidad manipuladora y cruel. Siendo la mayor de seis hermanos, tenía un gran control sobre ellos y a menudo los usaba para satisfacer sus propios deseos y caprichos. Este comportamiento posesivo continuó en su vida adulta, especialmente en sus relaciones románticas. Velma era conocida por seducir a hombres mayores y enfermos, ganándose su confianza y luego aprovechándose de ellos de la manera más despiadada posible.
El primer envenenamiento
El primer caso documentado de envenenamiento cometido por Velma ocurrió en 1969, cuando su suegra, Lizzie Ratliff, murió repentinamente. En ese momento, Velma ya había desarrollado una adicción a los calmantes, lo que la llevó a iniciarse en el mundo de los venenos. Aunque en ese momento no había sospechas de su participación en la muerte de Lizzie, este incidente marcaría el comienzo de su carrera como asesina en serie.
Después de la muerte de su suegra, Velma continuó su vida aparentemente normal. Se casó con su segundo marido, Thomas Burke, en 1970 y juntos tuvieron una hija llamada Kim. Sin embargo, la felicidad familiar no duraría mucho tiempo. En 1972, Thomas cayó gravemente enfermo y murió poco después. Aunque en ese momento su muerte se atribuyó a causas naturales, se descubrió más tarde que Velma había sido la responsable de su envenenamiento.
Con la muerte de Thomas, Velma se encontraba en una difícil situación económica. Como madre soltera, luchaba por llegar a fin de mes y cada vez se hacía más dependiente de los analgésicos. Fue en esta etapa de su vida cuando Velma decidió utilizar sus habilidades de manipulación y engaño para llevar a cabo sus crímenes.
La adicción a los calmantes
Para entender las motivaciones de Velma Barfield, es importante tener en cuenta su adicción a los calmantes. Durante muchos años, Velma consumió grandes cantidades de analgésicos, lo que afectó su salud física y mental. Estos fármacos no solo le proporcionaban un alivio temporal de sus dolencias físicas, sino que también le daban una sensación de poder y control sobre los demás.
A medida que su adicción empeoraba, Velma se volvía más desesperada por obtener los calmantes que tanto anhelaba. Para conseguirlas, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa, incluso si eso significaba matar a los que se interponían en su camino. Los analgésicos se convirtieron en su herramienta para manipular y controlar a las personas a su alrededor, convirtiéndolas en meros peones en su juego siniestro.
Envenenando a su propia familia
Uno de los aspectos más inquietantes de los crímenes de Velma Barfield fue el hecho de que muchas de sus víctimas eran miembros de su propia familia. Desde sus padres hasta sus hijos, Velma no tenía reparos en utilizar su afecto y confianza para llevar a cabo sus planes retorcidos. A continuación, analizaremos algunos de los casos más notorios.
El envenenamiento de su madre
En 1974, Velma comenzó a cuidar a su madre, Dollie Edwards, quien había quedado viuda. Aprovechando esta oportunidad, Velma comenzó a inyectarle veneno sin que su madre lo supiera. El motivo detrás de este crimen aún no está claro, ya que Velma no obtuvo ningún beneficio material de la muerte de su madre. Algunos han especulado que su motivo fue simplemente el placer perverso de ver a alguien sufrir y morir a sus manos.
La muerte de Dollie se atribuyó en ese momento a causas naturales, ya que Velma era una cuidadora diligente y nadie sospechaba de ella. Sin embargo, esta muerte no satisfizo a Velma y su sed de sangre. Poco después, comenzó a experimentar con otras formas de envenenamiento, buscando nuevas formas de torturar a sus víctimas.
Envenenamiento de sus hijos
Tal vez uno de los crímenes más aberrantes de Velma Barfield fue el envenenamiento de sus propios hijos. En 1977, su hija Kim se casó y poco después comenzó a experimentar síntomas inexplicables de enfermedad. La joven pronto se encontró incapacitada y fue llevada al hospital, donde los médicos no pudieron determinar la causa de su enfermedad.
Desesperada por mantener su Máscara de madre preocupada, Velma se ofreció como voluntaria para cuidar a Kim en el hospital, asegurándose de que nadie sospechara de ella. Pero incluso en el hospital, Kim continuó sufriendo, víctima del veneno que su propia madre había inyectado en su cuerpo.
La confesión de Velma
El 16 de abril de 1978, Velma finalmente confesó sus crímenes a las autoridades. Admitió haber asesinado a su madre, Dollie Edwards, así como a su suegra, Lizzie Ratliff, y a su segundo marido, Thomas Burke. También confesó haber intentado envenenar a su hija Kim y a otros miembros de su familia.
La confesión de Velma conmocionó a todos aquellos que la conocían. En su celda, esperando el juicio que eventualmente la condenaría a muerte, Velma comenzó a reflexionar sobre las razones detrás de sus crímenes. Si bien nunca llegó a una conclusión definitiva, fue capaz de explorar algunas de las motivaciones más oscuras que la impulsaron a cometer tales actos terribles.
Los demonios internos de Velma Barfield
En su confesión, Velma admitió que había experimentado una serie de traumas en su vida que la habían llevado por el camino del mal. Desde abuso sexual a una edad temprana hasta relaciones tóxicas y una adicción a los calmantes, Velma había sido golpeada repetidamente por la vida. Estas experiencias acabaron por corromper su alma y convertirla en una mujer amargada y despiadada.
Una de las razones por las que Velma empezó a envenenar a su familia fue su sentido de injusticia. Según ella, había sido tratada de manera injusta por la vida y las personas que la rodeaban, y esto la llevó a buscar venganza contra aquellos que consideraba sus opresores. A través del envenenamiento, Velma encontró una forma retorcida de tomar el control y afirmar su poder sobre aquellos que la habían lastimado.
Otra razón detrás de los crímenes de Velma fue su deseo de atención. Tras años de ser ignorada y maltratada, Velma anhelaba ser reconocida y escuchada. Los envenenamientos le brindaron la atención y la notoriedad que tanto anhelaba. A medida que sus crímenes salían a la luz, Velma se convertía en el centro de atención y ganaba fama por sus atroces actos.
La búsqueda de emociones
Una de las motivaciones más perturbadoras de Velma Barfield fue su búsqueda de emociones y sensaciones fuertes. A medida que su adicción a los calmantes empeoraba, necesitaba cada vez más dosis más altas para sentir algo. El envenenamiento se convirtió en una forma de saciar su sed de emoción, permitiéndole experimentar la adrenalina de tener el poder absoluto sobre la vida y la muerte de los demás.
Velma también disfrutaba del sufrimiento de sus víctimas. Para ella, el hecho de ver a los demás agonizar y morir era una fuente de placer sadístico. A medida que sus crímenes se volvían más audaces y atroces, Velma era capaz de experimentar una gratificación perversa que no podía encontrar en ningún otro lugar.
Conclusión
El caso de Velma Barfield es un recordatorio de la oscuridad que puede encontrarse detrás de la apariencia más inocente. Su historia nos muestra cómo una serie de traumas y experiencias negativas pueden llevar a una persona por un camino destrucción y muerte. Aunque nunca podemos entender completamente las motivaciones de Velma, su historia nos enseña la importancia de prestar atención a aquellos que nos rodean y buscar ayuda cuando alguien muestra signos de problemas emocionales o mentales.
La historia de Velma Barfield es una advertencia de los peligros que pueden surgir cuando se mezclan el abuso, la adicción y la enfermedad mental. Aunque es fácil juzgar sus acciones y condenarla por sus crímenes, es importante recordar que ella también fue una víctima de su propio pasado. En lugar de simplemente verla como un monstruo, deberíamos verla como un trágico ejemplo de cómo nuestras vidas pueden salirse de control cuando no tenemos los recursos y el apoyo adecuados.
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